miércoles, 23 de enero de 2013

Relatos 19, El pastor viajero


Era un apacible y bondadoso pastor, original de Afganistán. Toda su vida le había atraído irresistiblemente la India. Así que, durante años estuvo ahorrando para un día poder viajar al país vecino. Por  fin llegó el día tan largamente anhelado y se puso en marcha hacia la India. Recorrió algunas ciudades y en una de ellas, paseando por su calle principal, se topó con un puesto de exquisitos dulces indios, apetitosamente expuestos, habiéndolos de las más diversas clases. Se quedó mirando embelesado los dulces como un niño pequeño.
El pastor había logrado aprender tan sólo un par de palabras en hindi, uno de los numerosos idiomas de la India. Vio unos dulces que parecían especialmente sabrosos y los señaló con el dedo. El vendedor, suponiendo que el visitante preguntaba el nombre de esos dulces, dijo:
-Khaja.
Pero el término "khaja" tiene dos significados: "dulces" y "come". El buen pastor tan sólo conocía el segundo significado de la palabra, por lo que, muy satisfecho, se puso a comer los dulces con fruición. Cuando se hubo saciado, el vendedor le pidió que se los pagara, pero el pastor, que no entendía nada de lo que decía, creyó que el "amable" vendedor le deseaba "buen provecho" y se sintió muy contento con tanta generosidad. Saludó con la cabeza y se fue. Entonces el vendedor le denunció a la policía, que ordenó raparle la cabeza y embadurnarle el cráneo con alquitrán. Después lo subieron a un jumento y, entre el estruendo de los tambores, le pasearon por toda la ciudad, costumbre que se llevaba a cabo para escarnio del que hurtaba. Sobre el jumento el hombre sonreía y, para sorpresa de los que le veían, parecía divertirse de lo lindo, lo que despertaba mucha extrañeza, ya que dicho castigo tenía por objeto vejar al ladronzuelo. La gente le insultaba, le amenazaba con el puño, le increpaba sin cesar, y el pastor, convencido de que eran demostraciones afectivas que se hacían al extranjero, se sentía cada vez más satisfecho, feliz y honrado.
Acabó la visita del pastor a la India y regresó a su aldea en Afganistán. Su sueño se había por fin cumplido. Los aldeanos se reunieron con el pastor y le preguntaron:
-Dinos, ¿Qué te ha parecido aquel país?
-¡Es increíble aquel país! -exclamó muy contento el campesino- No os lo podréis imaginar. Es un país maravilloso. Puedes llegar a un puesto y te regalan toda clase de dulces. Además, el dueño del puesto te anima a ello y te desea con el mayor encanto "buen provecho". Por si eso fuera poco, fijaos, te afeitan gratis y te tiñen primorosamente el cabello que te queda. Luego te pasean en loor de multitudes por la ciudad, entre policías, reclamando la atención de los transeúntes con el estruendo de los tambores. Te conducen por todas partes, te enseñan la ciudad y la gente te aclama como a un rey. ¡Qué país fantástico, con una amable policía, encantadoras gentes y mucha generosidad! Me pregunto: ¿habrá un país mejor en el mundo?

Imagen: http://www.willgoto.com/images/Size3/India_Gujarat_Sherpherd_8a54231e2291452280b35d0b8f557f2d.jpg
Texto: Cuentos espirituales de la India de Ramiro Calle
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