En la última entrada correspondiente a la serie "miradas" estaba yo "poético e inspiradísimo" y se me ocurrió mencionar lo placentero del Yoga. Y me pasé...
Para aclararnos: el Yoga no es placentero. Desde luego que una buena sesión te deja el cuerpo mejor que cuando empezaste. Pero, de ahí a decir que es placentero...
Que se lo digan a una persona que no sea aficionada a correr que hacerse diez kilómetros corriendo es placentero... Me río yo.
El Yoga es placentero hasta que vas a deshacer una postura que ya te resulta un poco cansina y el profesor o profesora te dice muy "dulcemente" que aguantes un poco más. Con ese poco más te empiezas a acordar de toda la parentela del susodicho/a. Y lo que más fastidia no es que te cueste respirar porque estás cargando todo el peso sobre ese último bollo que te lamentas de haberte comido, sino ese tono que adquieren con los años la mayoría de profesores, medio hipnótico, medio cantarino, como si estuvieran en trance mientras tú boqueas como pez enganchado a un anzuelo intentando meter un poco de oxígeno entre la cuarta y la quinta costilla.
El yoga es placentero hasta que después de haber deshecho la postura te das cuenta de que el tiempo que has durado no es ni la mitad del que te habías propuesto y te sientes como si hubieras sufrido un asana interruptus.
El yoga es placentero en el Savasana final, razón por la cual existe el yoga, si no, la gente haría boxeo y no yoga.
Así que el Yoga no es placentero, no digo yo que haya que sufrir con el Yoga, pero, de vez en cuando, es necesario ir un poco más en la flexión, un poco más en la extensión o un poco más en el tiempo, para poder avanzar en las posturas.
Cuando vemos las fotos de esos rostros plácidos, de esas medias sonrisas dibujadas de Mona Lisa en la Postura del Loto, lo que hay detrás es mucha práctica, pero que mucha, mucha... y un poco de aguantarse para la foto.
Imagen: https://bauch-weg-tipps.net/yoga-uebungen/woman-doing-yoga-child-pose/
Quiero Aprender Yoga
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