lunes, 7 de enero de 2013

Relatos 15, En armonía


   Vivía plácidamente en un valle, fluyendo con la naturaleza, con actitud meditativa, la mente abierta, el corazón contento. Era un yogui entrado en años y ni un sólo día en los últimos años había dejado de sentirse en equilibrio. Aunque no impartía enseñanza, la gente se sentía tan bien y sosegada a su lado que comenzó a ser muy conocido en las localidades cercanas. Y un día un grupo de filósofos que estaban de viaje, habiendo oído hablar de él, decidieron acudir a visitarlo. Ellos tenían muchos conocimientos, pero no gozaban de paz ni de contento.
   Al atardecer de un día tibio, los filósofos llegaron al exuberante valle. Un riachuelo serpenteaba entre los árboles y los pájaros no dejaban de trinar, como si quisieran con sus melódicos trinos despedir al sol poniente. El yogui estaba sentado apaciblemente en la pradera; un perro dormitaba confiado a su lado. Los filósofos llegaron hasta el yogui y le saludaron. Después preguntaron:
   -¿Qué haces, buen hombre?
   -Estoy -repuso con tranquilidad el yogui.
   -¿Estás en meditación?
   -Siempre estoy en meditación.
   Los filósofos se miraron entre ellos, dudando de si el hombre estaba en sus cabales.
   -¿Te estamos molestando?
   -Jamás me sentiría molestado por una criatura. Estoy dichoso de veros,, como lo estaba de no veros.
   Los filósofos cada vez estaban más extrañados. No podían creerse tanta paz, tanto equilibrio, tanta ternura y cordialidad.
   -¿No te aburres aquí solo? -preguntaron.
   -¿Solo? Nunca estoy solo. Estoy con mi Ser interno, que es el mismo que el de este perro, el de aquella cabra, el de aquel árbol y el del cantarín riachuelo.
   El yogui ofreció unas frutas a los visitantes que se sentaron a su alrededor.
   -Hemos venido de lejos -dijeron-. Somos filósofos; cultivamos el pensamiento; investigamos a través de la lógica.
   -¡Ah! -exclamó el yogui.
   -Pero no encontramos la paz- se lamentaron.
   -¡Ah!
   Todos degustaron las frutas. Después, uno de los filósofos hizo una pregunta directa, que es la que todos estaban deseando formular:
   -¿Cómo has conseguido tanta paz, tan contagioso sosiego, tanta calma imperturbada?
   Una sonrisa asomó a los labios del yogui. El perro movió la cola. Olía al follaje perfumado. El hombre dijo:
   -¿De verdad queréis saberlo?
   -Sí, y te lo agradeceríamos de por vida.
   -Pues no hay gran secreto en ello, ¿sabéis? -dijo- Estoy en armonía. Estoy en armonía con las nubes, las aves, los astros, los búfalos y los campesinos. Estoy en armonía, siempre en armonía. Vivo con los vivos y muero con los muertos.
   Y en ese instante su corazón dejó de latir.

Texto: Cuentos espirituales de la India. Ramiro Calle.
Imagen: http://2.bp.blogspot.com/_Z90m7sKAQzw/TSjNKvciWDI/AAAAAAAAAYU/Xh_JagmpdcY/s1600/budista-meditando.jpg


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domingo, 6 de enero de 2013

Posturas, Shalabhasana VII (Vídeos)





Aquí tenéis un vídeo de Shalabhasana el rótulo que aparece con el nombre de la postura (sarvangasana) en el vídeo está equivocado, pero la postura es la que corresponde a Shalabhasana.

En el siguiente lo que se conoce como Shalabhasana completo:

Imagen: http://www.yogadivinity.com/wp-content/uploads/2012/04/tumblr_lykmjp9gzl1qb4j93o1_500.jpg
Vídeos: http://www.youtube.com/watch?v=E0un2oAbYhc
http://www.youtube.com/watch?v=ALPPZI7Qaxg


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sábado, 5 de enero de 2013

Gotitas de karma 38


"Invita a los huéspedes a tu lugar de culto"

Texto: Instant karma de Barbara Ann Kipfer
Imagen: http://www.conceptosalud.com/wp-content/uploads/2012/08/meditacion2.jpg

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viernes, 4 de enero de 2013

Perlas 4 BKS Iyengar


"Dar no nos empobrece, ni retener nos enriquece"
BKS Iyengar

Imagen: http://yogaesmas.com/wp-content/uploads/2012/04/bks-iyengar-yoga1.jpg

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jueves, 3 de enero de 2013

Relatos 15, El tejedor

 
Había un tejedor que vivía en el campo. Todas las noches un elefante de Indra, el dios y señor de los cielos, descendía sobre el campo del tejedor y se dedicaba a pastar en sus prados, quedando estos devastados. Al levantarse cada mañana el dueño de las campos veía con horror en qué condiciones. estaban los prados. Reunió a sus amigos y vecinos y les expuso lo que sucedía. Luego les preguntó:
-¿Qué o quién está ocasionando todo esto?
Los amigos le contestaron:
-Tal vez por la noche las piedras del molino visiten tus ampos y los dejen devastados.
Entre todos ataron todas las piedras del molino, pero a la mañana siguiente el tejedor halló los campos en iguales condiciones. Entonces los amigos dijeron:
-Acaso sean los molinos de arroz los que paseen por tus campos y produzcan la devastación.
Entonces ataron los molinos de arroz, pero a la mañana siguiente los campos estaban de nuevo en pésimas condiciones. ¿Qué hacer? El tejedor se dijo a sí mismo que lo único que podía hacer de momento, era quedarse toda la noche en vela, vigilando lo que sucedía en sus campos y tratando de descubrir la causa.
Por la noche, el tejedor se ocultó tras unos arbustos. Pasaron las horas y, de repente, contempló un gran elefante volando y que iba descendiendo hasta aterrizar en sus campos. El elefante comenzó a pastar, como en noches anteriores. Cuando estuvo saciado e iba a remontar el vuelo, el tejedor salió corriendo hacia él y se colgó de  su cola.
El elefante ascendió a los cielos, llevando tras de sí al tejedor. En el cielo, el tejedor se situó en un lugar donde no era visto y contempló la danza de los bailarines celestes. También degustó  los sabrosos manjares de los dioses. Cuando a la noche siguiente el elefante iba a volar hacia la tierra, se enganchó de nuevo a su cola y así pudo regresar a sus campos. Durmió profundamente y al amanecer corrió a despertar a sus amigos y vecinos para contarles todo lo que había tenido ocasión de ver y gozar. Después de reunirles y contar con todo detalle lo sucedido, dijo:
-Os aseguro, amigos, que después de lo que he visto, no encuentro ningún sentido ni atractivo a la vida en este miserable lugar. ¿Sabéis una cosa? Partamos para los cielos de Indra.
Los amigos y vecinos estuvieron de acuerdo. Había que irse cuanto antes a la morada del poderoso dios Indra y gozar de sus reinos placenteros.
Al anochecer, el tejedor y sus amigos se reunieron tras los arbustos, ocultándose, pero manteniéndose muy vigilantes para no perder la ocasión. Llegó el colosal elefante y estuvo pastando durante un buen rato. Cuando iba a remontar el vuelo, el tejedor se enganchó a su cola y, a las piernas del tejedor, su mujer, y alas piernas de la mujer, sucesivamente, los amigos, con lo que entre todos formaron una descomunal fila humana, toda ella colgada de la cola del animal. El paquidermo era enorme y no tenía el menor problema para arrastrar tanta gente de su cola; ni siquiera se había dado cuneta de ello. Estaba atravesando capas de nubes cuando el tejedor, de súbito, se dijo "¡Mira que soy bobo! Tenía que haberme traído el telar conmigo" Este pensamiento le distrajo, aflojó las manos, perdió el contacto con la cola del animal y todos se precipitaron al vacío, hallando  la muerte.
 
Texto: Cuentos espirituales de la India de Ramiro Calle
 
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martes, 1 de enero de 2013

Gotitas de karma 37


"Imagina vivir tu vida sin tener miedo de tomar riesgos"

Texto: Instant karma de Barbara Ann Kipfer
Imagen: https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjnAwb_qFBEeBCLlhDXewF7QbpW44ob6eg32eRrJAQeGReHJt59lbv4Wa_g5qY5z_EuOzLdsIeqfRK1xof4FEEESOTP7RxvRSI84FyJ_DSJrAgrcy2t1wuU5nKXLXjOAO6_9Czpdui1YrqS/s1600/tumblr_l9p6cgNUqg1qcsoeko1_500_large.jpg
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