En concreto nos referimos a la postura sobre la cabeza con apoyo sobre los antebrazos, codos y cráneo.
Al ser de nivel avanzado se requiere que nuestro cuerpo se haya flexibilizado y armonizado lo suficiente mediante la realización de asanas más simples con lo cual evitamos lesionarnos.
Para realizar la asana de la postura de cabeza o sirshasana colocamos sobre una superficie liza y dura un material acolchado, ya sea una esterilla o una simple toalla gruesa.
El objetivo de este material acolchado es evitar colocar nuestro cráneo directamente sobre la superficie lisa y dura.
Una vez extendida la esterilla o toalla, nos colocamos de rodillas sobre ella y apoyamos nuestras manos entrelazadas una con otra sobre dicha esterilla y hacia nuestro frente.
Inclinamos nuestro cuerpo hacia delante y relajamos nuestra mente y nuestro cuerpo a la vez que calmamos nuestra respiración
Apoyamos nuestras rodillas sobre la superficie acolchada y las utilizamos como punto de apoyo para nuestro cuerpo
A continuación colocamos nuestra frente sobre la superficie acolchada utilizando nuestras manos entrelazadas como soporte y apoyo para nuestra cabeza.
Este punto será el que sostenga nuestro cuerpo en la postura invertida con la ayuda de los antebrazos
Mantenemos nuestras rodillas firmes sobre el piso y las piernas estiradas y relajadas.
Seguidamente apoyamos el peso de nuestro cuerpo sobre las manos entrelazadas, los antebrazos y la cabeza mientras que con nuestra cintura vamos creando un arco cada vez mayor mientras retrocedemos nuestros pies hacia atrás tal como si camináramos.
A medida que vamos avanzando con los pies hacia atrás vamos dejando que nuestro cuerpo se apoye cada vez más sobre nuestra parte superior.
A continuación comenzamos a avanzar hacia delante pero manteniendo la espalda y la cintura rígida, de modo que esta se eleve cada vez mas a medida que acercamos nuestros pies hacia delante.
Mantenemos, del mismo modo, ambas piernas lo mas rígida posible y sin flexionar.
De este modo el punto de apoyo de nuestro cuerpo o centro de gravedad va pasando poco a poco hacia nuestras manos, antebrazos y cabeza.
Nuestra espalda se va poniendo cada vez más recta e invertida. Este avance debe hacerse despacio y tomando conciencia sobre como nuestro cuerpo va redistribuyendo su centro de gravedad.
Una vez colocada nuestra espalda de forma recta y soportando su peso sobre nuestras manos, antebrazos y cabeza, podemos levantar nuestros pies del suelo en un estado de perfecto equilibrio.
Inicialmente vamos elevando nuestros pies con las rodillas flexionadas y una vez adoptada la línea vertical permanecemos unos segundos en dicha postura hasta alcanzar el adecuado equilibrio.
En esta postura todo el peso de nuestro cuerpo esta soportado sobre las manos entrelazadas, los antebrazos y la cabeza, específicamente sobre la zona central del cráneo.
De ahí la importancia de tener una superficie acolchada debajo como soporte para nuestra cabeza.
Una vez alcanzado el equilibrio vamos muy lentamente elevando nuestros pies hacia arriba de modo tal que logremos invertir nuestro cuerpo y mantenerlo lo mas recto posible y en perfecto estado de equilibrio.
La espalda se mantiene recta y el peso del cuerpo no se apoya sobre el cuello, sino sobre las manos, antebrazos y la parte central del cráneo.
Permanecemos en dicha postura entre 20 y 30 segundos, aunque mientras más tiempo permanezcamos en ello mayores serán los beneficios.
Texto: https://rszyoga.wordpress.com/2009/11/19/asana-34-postura-de-cabeza-sirshasana/
Imagen: www.yogaye.com/blog/asana-del-mes-sirshasana-postura-sobre-la-cabeza/
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