O bien la pregunta debería ser: ¿Sobramos profesores de yoga?
En mi caso, soy profesor, pero no ejerzo como tal habitualmente y tan sólo doy clases esporádicamente a algún que otro allegado.
donde la principal razón que da el autor para argumentar que no, es que hay menos centros de Yoga que bares por habitante. Vamos, que es de cajón, con un razonamiento tan simple todos estaríamos de acuerdo, faltaría más. 1-0
Pero ¿Qué pasa si lo analizamos un poco más a fondo?
Pues que ya no estoy tan seguro.
Por supuesto que, si en el mundo todos fuéramos profesores de yoga probablemente sería un sitio mejor para vivir ¿o no? porque hay que ver las rencillas que se traen entre sí algunos de ellos. Digo yo que también estaría mejor que hubiera un hospital por cada mil habitantes, pero ya se sabe, y si no, lo digo yo, que no hay dinero para pagar eso. Lejos de pensar en utopías vamos a la realidad. Yo conozco bien esa realidad de la que escribe Víctor de Miguel porque me he criado en uno de esos sitios donde los bares crecen como setas y los centros de yoga brillaban por su ausencia. Cuando era joven, salió un artículo donde se aseguraba que era el segundo sitio de España con más bares por habitante (que ya es decir). Un sitio que vivía del turismo veraniego y de fin de semana, y que en invierno apenas había para sobrevivir. Cómo no, lo celebramos por todo lo alto yéndonos de cañas. Años más tarde abrieron un centro de yoga pero tuvo que cerrar por falta de clientes, así que, en ese sentido, creo que los habitantes del pueblo juzgaron que allí sobraban un par de profesores de yoga.
El yoga me lo aprendí durante años a base de libros y, en esa época, no sentí la falta de un profesor. Luego me metí a un curso a distancia. Más tarde asistí a un curso semanal a cientos de kilómetros y probé con un centro de yoga. De todas, la peor experiencia fue la del centro de yoga donde, en una sola sesión, a pesar de llevar años practicando, de llevar meses consecutivos sin saltarme un solo día mi práctica, y de ya tener mi título de profesor, salí con unos fuertes dolores que me causó el profesor de turno al estirar de una de mis extremidades mientras realizaba una postura. Ahí sí que hay al menos un profesor que sobra, y no soy yo, y posiblemente un centro de yoga que también sobre. En ese sentido sobran (malos) profesores de yoga. 1-1
Como vemos, el yoga se puede aprender de muchas formas y no sólo en un centro de yoga o viajando a un Ashram en la India. Hay profesores particulares, hay muy buenos libros, hay enseñanza online, y hay gimnasios, polideportivos, y centros lúdicos donde por poco dinero te puedes apuntar a una o dos clases semanales de yoga, al menos para probar, ya que no todo el mundo quiere, puede o necesita ir a diario. Y no todos los que van están realmente interesados en el Yoga, sino en hacer vida social, e igual les habría valido apuntarse a un coro, lo digo yo que canté durante diez años en uno. 1-2
Que la gente prefiera el fútbol y las cañas, o el spinning y los bailes latinos al yoga, no es por falta de oferta, o por desconocimiento. Durante años salía periódicamente el señor Ramiro Calle en la televisión nacional a recordarnos que el Yoga existía. 1-3
En la pared de mi casa hay colgados una par de diplomas que me acreditan como profesor de Yoga, y en un cajón tengo un par más de especialización que, por pereza, no he colgado todavía. En primer lugar, tengo que decir que esos diplomas los valoro en su justa medida, no creo que hayan mejorado mucho lo que ya sabía de Yoga, y hay profesores que llevan ejerciendo décadas, algunos de ellos auténticos maestros para mí, que no tienen ni un solo título, así que no es por titulitis. A pesar de estar acreditado, como ya he mencionado, no ejerzo como tal, y como yo, hay muchos que no podemos o no queremos ejercer salvo a unos pocos allegados, bien porque no nos es necesario para vivir, bien porque encuentran que con eso no les daría para vivir. 1-4
En el curso de capacitación había gente de todos los pelajes, y con ello quiero decir, que había gente allí que iba por los motivos más diversos, gente que se aburría, gente que coleccionaba títulos, gente que lo hacía por su propia salud, gente que quería ampliar la oferta para su clientela en su centro de bienestar, incluso los había que iban para ligar. Así como hay gente sin título que se hace pasar por profesor de yoga, la mitad de nosotros sabíamos que no íbamos a ejercer aún teniendo el título, bien por edad, por carácter o por circunstancias de la vida. En ese sentido también sobramos algún que otro profesor. 1-5
Y seguro que el que nos impartía las clases hubiera estado encantado de que alguno de los del curso desapareciera, pero claro, la pela es la pela. Pero era un incordio tener a tu lado alguien que estaba allí, después de la resaca de la noche anterior, sin prestar atención y quedándose dormido hasta roncar en medio de la relajación. 1-6
En mi caso, soy profesor de Yoga porque me gustaba y llevaba años aprendiéndolo por mi cuenta, estudiando libros, comprando revistas, practicando solo en casa y en un momento dado me dije que bien podría serlo. Y también lo soy porque o bien vas a una academia o centro de yoga a recibir clases del montón, o bien, si quieres recibir otra clase de conocimientos, estos sólo se imparten en las clases para profesores, no ya porque sean conocimientos esotéricos, o vedados para el común de los mortales, sino porque les permite a los centros cobrarte más. Pero bueno, a pesar de que esos conocimientos ya están plasmados en libros, no está mal aprenderlos de primera mano. Además soy profesor de yoga por reto personal, después de veinte años practicando irregularmente, y de comentarme la gente que ya debía de serlo, y además de llegar a un punto donde mi salud estaba muy resentida, tomé la determinación de disciplinarme y seguir un curso para, al mismo tiempo que mejoraba mi salud, obtener el título. En ese sentido podría renunciar perfectamente al mismo y sobro como profesor, pero que me quiten lo "bailao", lo "practicao" y lo "aprendío".
Imagen: http://www.sanamantra.es/node/155
Quiero Aprender Yoga