Impresiones personales
Savasana es, según la tradición, si no la más difícil, una de las posturas más difíciles. A simple vista parece un contrasentido, puesto que no requiere movimiento aparente, ni esfuerzo, ni hace falta tener equilibrio, ni una fuerte musculatura. Sin embargo, requiere todo lo contrario a lo que habitualmente solemos realizar: una inmovilidad casi total (excepto por la respiración y unos pequeños ajustes para ir deshaciendo tensiones), y dejar los músculos sin el tono que los suele acompañar habitualmente, todo ello sin perder la atención, y sin quedarnos dormidos.
En cuanto a la duración, se recomienda que dure entre 5 y 20 minutos si lo que se quiere es una relajación típica tras una sesión de posturas. Yo he llegado a estar más de 90 minutos en Savasana y tanto el cuerpo como la mente van pasando por diferentes fases. Lo más difícil suele ser mantener la atención en lo que nos hayamos propuesto, ya sea la respiración, la relajación del cuerpo, la atención en los latidos del corazón, o la concentración en algún aspecto mental. De hecho, no se recomienda Savasana para la meditación, ya que si lo hacemos en una esterilla cómoda, nos podemos llegar a quedar dormidos, aunque, y esto es mi opinión personal, eso es más bien síntoma de que no dormimos todo lo necesario cuando nos corresponde.
Por mi parte yo suelo hacer una relajación de tensión-distensión (ya la explicaré algún día) partiendo de los pies hasta la cabeza si lo que quiero es una relajación rápida, y una relajación que consiste en ir repasando mi cuerpo de los pies a la cabeza e ir soltando mentalmente cada músculo y órgano, acabando por centrarme en la respiración si lo que quiero es una relajación profunda y más prolongada. Por último, en las relajaciones más largas procuro hacer lo segundo y añado también una concentración primero en la inmovilidad, realizando pequeñísimos ajustes para soltar tensiones, y acabo centrándome en el efecto que surte una respiración calmada y no muy profunda a nivel de mi diafragma, imaginando que el aire realiza un recorrido en espiral a la altura de mi plexo solar.
En algunas ocasiones he notado efectos en los que el cuerpo parece estar girando o en movimiento a pesar de saber que estoy completamente inmóvil, pero lo que en realidad se mueve es la energía dentro del cuerpo. Esto último es un paso más allá de la relajación profunda y suele requerir más de 40 minutos. Es una sensación agradable aunque no deja de ser un simple efecto que nos puede distraer de seguir con nuestra relajación profunda.
No quiero extenderme más con la relajación puesto que ya presentaré otras entradas dedicadas específicamente a la relajación.
Créditos:
Quiero Aprender Yoga